SALMOS 78:5-8
5 Pues emitió sus leyes a Jacob;
entregó sus enseñanzas a Israel.
Les ordenó a nuestros antepasados
que se las enseñaran a sus hijos,
6 para que la siguiente generación las conociera
—incluso los niños que aún no habían nacido—,
y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos.
7 De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios
y no olvidara sus gloriosos milagros,
sino que obedeciera sus mandamientos.
8 Entonces no serán obstinados, rebeldes e infieles
como sus antepasados,
quienes se negaron a entregar su corazón a Dios.
Estimado lector:
Asaf, comenzó describiendo una de las obras maravillosas de Dios (V4): la entrega de Su Palabra, a Israel.
Siglos más tarde, Pablo, explicó que, esa fue una de las más grandes ventajas que Dios les dio (Romanos 3:2).
Para el salmista, perder la confianza en Dios y olvidar Sus obras, lleva a la desobediencia. Una generación joven bien instruida, puede ser más obediente, evitando los errores de sus padres.
Asaf se enfocaba en el corazón, y describió las generaciones anteriores de Israel como: obstinadas, rebeldes e infieles; y algunos se negaron a entregar su corazón a Dios.
Dios ordena que Su palabra, sea entregada a las generaciones venideras; para que aprendan a confiar en Él, y conozcan Sus maravillosas Obras. Se mencionan cinco generaciones: 1. Padres; 2. Sus hijos; 3. La generación venidera; 4. Y sus hijos; 5. Y sus hijos.
Se debe enseñar a los hijos la Palabra de Dios, y que ellos hagan lo mismo con los suyos; para que esto continúe a lo largo de las generaciones, y su confianza, sea siempre en Dios
Cada hijo de Dios, tiene responsabilidad con todas sus generaciones, no solo de enseñarles la Biblia; sino de ser testimonio para ellas, y para todos los que lo rodean