SALMOS 101:1-8
Cantaré de tu amor y de tu justicia, oh Señor;
te alabaré con canciones.
2 Tendré cuidado de llevar una vida intachable;
¿cuándo vendrás a ayudarme?
Viviré con integridad
en mi propio hogar.
3 Me negaré a mirar
cualquier cosa vil o vulgar.
Detesto a los que actúan de manera deshonesta;
no tendré nada que ver con ellos.
4 Rechazaré las ideas perversas
y me mantendré alejado de toda clase de mal.
5 No toleraré a los que calumnian a sus vecinos;
no soportaré la presunción ni el orgullo.
6 Buscaré a personas fieles
para que sean mis compañeros;
solo a los que sean irreprochables
se les permitirá servirme.
7 No permitiré que los engañadores sirvan en mi casa,
y los mentirosos no permanecerán en mi presencia.
8 Mi tarea diaria será descubrir a los perversos
y liberar de sus garras a la ciudad del Señor.
Estimado lector:
Para llevar una vida conforme a la voluntad de Dios, es muy importante tener un corazón como lo describe David en este salmo, donde expresa a Dios su deseo de gobernar correctamente. Gracias a lo vivido, él tenía claro que, las actitudes correctas dirigidas por principios divinos son determinantes frente a las situaciones que se presenten en el camino.
La prioridad de los creyentes fieles debe ser agradar a Dios en sus propios hogares. Es en las relaciones familiares, donde primero debe manifestarse y desarrollarse la verdadera santidad. El propósito y la tendencia del corazón, debe ser: Buscar a Dios en oración, estudiar Su Palabra, tener devocionales familiares, mostrar amor y cuidado hacia toda la familia, andar de manera intachable y tener ojos que se nieguen a contemplar la maldad.
Los que están consagrados a Dios y Su Justicia, aborrecerán y evitarán el mal, y guardarán su vida y la de su familia, al no poner delante de sus ojos, nada que desagrade o contriste al Espíritu Santo.
SE NECESITA SER VALIENTE PARA ENFRENTAR ESTOS TIEMPOS DE INMORALIDAD Y DESENFRENO, DONDE EL RELATIVISMO SE HA CONVERTIDO EN EL CÁNCER SOCIAL EN CUESTIÓN DE VALORES Y PRINCIPIOS.