SALMOS 106:13-18
13 Sin embargo, ¡qué pronto olvidaron lo que él había hecho!
¡No quisieron esperar su consejo!
14 En el desierto dieron rienda suelta a sus deseos;
pusieron a prueba la paciencia de Dios en esa tierra árida y baldía.
15 Entonces les dio lo que pedían,
pero al mismo tiempo les envió una plaga.
16 La gente del campamento se puso celosa de Moisés
y tuvo envidia de Aarón, el santo sacerdote del Señor.
17 Por esa causa la tierra se abrió;
se tragó a Datán
y enterró a Abiram junto con los otros rebeldes.
18 Sobre sus seguidores cayó fuego;
una llama consumió a los perversos.
Estimado lector:
Israel paso rápidamente de la fé a la ingratitud. La fe, apoyada en lo que pudieron ver, fue fuerte y fácil de cantar; pero la tensión y el estrés regresaron, el Poder de Dios fue olvidado y dejaron de buscar Su consejo.
Atacaron a Moisés y a Aarón. A Moisés, por envidia (Números 16:3 y 16,13); en lugar de agradecerle, por su dedicado y arduo trabajo en el campamento, aunque haya cometido errores ( Éxodo 32). Aarón, por su parte, también erró; pero había sido el sacerdote designado por
Dios.
Coré dirigió esta rebelión, con sus dos aliados: Datán y Abiram.
Pero, después, se abrió la tierra y se tragó a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. (Números 16: 31-32).
También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. (Números 16:35).
Cuando se permite que los anhelos impíos gobiernen la vida y se cae en la envidia, Dios puede enviar mortandad al alma.