SALMOS 62:1-7
Espero en silencio delante de Dios,
porque de él proviene mi victoria.
2 Solo él es mi roca y mi salvación,
mi fortaleza donde jamás seré sacudido.
3 ¡Cuántos enemigos contra un solo hombre!
Todos tratan de matarme.
Para ellos no soy más que una pared derribada
o una valla inestable.
4 Piensan derrocarme de mi alta posición.
Se deleitan en decir mentiras sobre mí.
Cuando están frente a mí, me elogian,
pero en su corazón me maldicen. Interludio
5 Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios,
porque en él está mi esperanza.
6 Solo él es mi roca y mi salvación,
mi fortaleza donde no seré sacudido.
7 Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios;
él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme.
Estimado Lector:
Este Salmo fue escrito por David en su vida anciana. Enseña la importancia de tener un corazón adorador, ya que contiene declaraciones innegablemente inspiradas por Dios mismo; muestra con absoluta seguridad la confianza y la esperanza colocada únicamente en Dios.
A través de este salmo, se aprende que solo cuando se permite que el corazón sea entrenado por Dios en el proceso, se alcanza una adoración genuina. Esto se evidencia cuando cada dolor atravesado, cada situación difícil experimentada, cada traición o engaño sufrido, en lugar de causar desesperación, debilitar la fe o perder la esperanza, el enfoque debe estar en el Señor y postrarse a sus pies; esta es la única forma de esperar el tiempo necesario y experimentar el mayor refugio de paz en medio de la prueba.
Solo un corazón adorador se desborda en alabanzas al Señor en tiempos de dificultad; para lograrlo, el creyente debe mantenerse fiel al Señor, haciendo su voluntad, priorizando su relación con Dios, manteniendo una fe inquebrantable, leyendo su Palabra y aplicándola en cada instante de su vida con sinceridad y lealtad.