SALMOS 60:9-12
9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me dará la victoria sobre Edom?
10 ¿Nos has rechazado, oh Dios?
¿Ya no marcharás junto a nuestros ejércitos?
11 Por favor, ayúdanos contra nuestros enemigos,
porque toda la ayuda humana es inútil.
12 Con la ayuda de Dios, haremos cosas poderosas,
pues él pisoteará a nuestros enemigos.
Estimado lector:
Cuando David habló de la ciudad fortificada, solo podía referirse a Petra, la fortaleza montañosa más inaccesible y aparentemente inexpugnable de Edom.
Solo Dios podía dar la victoria sobre una fortaleza como esa, y David lo sabía. Entonces él clamó a Dios, reconociendo que la ayuda del hombre sería inútil y vana.
David sabía que, no era el deseo de Dios, que Israel dejara la lucha, mirando pasivamente lo que Él haría. Ellos pelearían a través de Dios con valentía y osadía, y Él pisotearía a sus enemigos. Y el salmo que comenzó con la derrota, terminaría con la victoria.
Hay que preguntarse, si se está poniendo la confianza en DIOS o en el hombre, en medio de las batallas.
¿Será que habrá buenos resultados creyéndole al hombre?