SALMOS 69:22-28
22 Que la abundante mesa servida ante ellos se convierta en una trampa,
y que su prosperidad se vuelva un engaño.[b]
23 Que sus ojos queden ciegos para que no puedan ver,
y haz que sus cuerpos tiemblen continuamente.[c]
24 Derrama tu furia sobre ellos;
consúmelos en el ardor de tu enojo.
25 Que sus casas queden desoladas
y sus carpas, desiertas.
26 A quien tú has castigado, agregan insultos;
añaden dolor a quienes tú has herido.
27 Amontona sus pecados en una enorme pila,
y no los dejes en libertad.
28 Borra sus nombres del libro de la vida;
no dejes que sean incluidos entre los justos.
Estimado lector,
Este salmo permite comprender el estado de angustia y ansiedad en que estaba sumido David, y hace referencia, metafóricamente, a la condición del Mesías.
Este pasaje introduce a conocer más sobre cómo fue perseguido Jesús por los religiosos y políticos de su época. A diferencia de David, Jesús pidió al Padre celestial que perdonara a todos los que lo habían maltratado y ofendido.
Estas citas reflejan la intensa angustia que vivió David por ser perseguido y cómo reaccionó, pidiendo lo peor para sus enemigos, a diferencia de Jesús, que pidió perdón para ellos.
Hay momentos en la vida del creyente en que se presenta el temor, la angustia y las ganas de llorar. En esos momentos, se debe recordar al alma que Dios no ha abandonado. En 1 Corintios 11:1, el apóstol Pablo dice a los corintios que sean imitadores de él, como él lo es de Cristo. Este es el mejor ejemplo y es lo que se debe pedir todos los días al Padre, ser imitadores de Nuestro Señor Jesucristo.