SALMOS 96:1-9
¡Canten al Señor una nueva canción!
¡Que toda la tierra cante al Señor!
2 Canten al Señor, alaben su nombre;
cada día anuncien las buenas noticias de que él salva.
3 Anuncien sus gloriosas obras entre las naciones;
cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace.
4 ¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza!
A él hay que temer por sobre todos los dioses.
5 Los dioses de las otras naciones no son más que ídolos,
¡pero el Señor hizo los cielos!
6 Honor y majestad lo rodean;
fuerza y belleza llenan su santuario.
7 Oh naciones del mundo, reconozcan al Señor;
reconozcan que el Señor es fuerte y glorioso.
8 ¡Denle al Señor la gloria que merece!
Lleven ofrendas y entren en sus atrios.
9 Adoren al Señor en todo su santo esplendor;
que toda la tierra tiemble delante de él.
Estimado lector:
David compuso este salmo, cuando el arca fue colocada en medio del tabernáculo que él mismo había preparado para ella. Y el pueblo ofreció holocaustos y ofrendas de paz, delante de Dios.
Los días de luto habían terminado, y llegaba el tiempo de los cánticos. Un cántico exclusivo para el Dios verdadero (no para los dioses paganos y falsos de la época), que invitaba no solo a los judíos o a los gentiles; sino a la creación entera, a entregar el corazón al Único Dios.
Cada día y hora que pasa en la historia del hombre desde la apostasía, esta deuda de Gloria ha ido aumentando, porque la . humanidad no da la gloria debida al nombre de Dios. Es importante que, Sus hijos, le den alabanza continua, diaria, incondicional.
Sin importar lo difícil de la situación, siempre existirán razones para alabar y agradecer a Dios. En lugar de enfocar la mirada en el problema, es necesario reflexionar sobre Sus maravillas, y cantar un nuevo cántico de gratitud y alabanza. Dios se agrada en la alabanza de Sus hijos.
La gloria y la fortaleza, solo se hallan en el Señor. Todo lo demás, es sólo una semejanza de ellas.