LA FORTALEZA DE UN BUEY SALVAJE

Sep 7, 2024

SALMOS 92:10-15

10 Pero tú me has hecho fuerte como un buey salvaje;
    me has ungido con el mejor aceite.
11 Mis ojos vieron la caída de mis enemigos;
    mis oídos escucharon la derrota de mis perversos oponentes.
12 Pero los justos florecerán como palmeras
    y se harán fuertes como los cedros del Líbano;
13 trasplantados a la casa del Señor,
    florecen en los atrios de nuestro Dios.
14 Incluso en la vejez aún producirán fruto;
    seguirán verdes y llenos de vitalidad.
15 Declararán: «¡El Señor es justo!
    ¡Es mi roca!
    ¡No existe maldad en él!».

Estimado lector:

Los bueyes salvajes o búfalos son animales muy fuertes. El secreto no solo radica en su fuerza, sino también en el aceite que se encuentra depositado en su joroba. Cuando está frente a un adversario, retrocede, no tratando de huir, sino dando tiempo a que el aceite de su joroba se caliente y se extienda por todo su cuerpo, creando una capa resbalosa, que lo protege de las mordidas y de las garras de sus enemigos. 

David sabía que el Único que podía darle las fuerzas como las del búfalo, era el Señor. Una fortaleza como la de las palmeras del Líbano, que puede soportar vientos y tempestades; una, que solo proviene de Su unción.

La mejor manera de que un cristiano enfrente al mundo y las situaciones adversas, es por la unción del Espíritu Santo. Él es su ayudador, consolador y guía, de modo que nada podrá dañarle, cuando permanece confiando en Su aceite y, en que llegará el día, en que caerán los enemigos de la salvación.