SALMOS 89:30-37
30 Pero, si sus descendientes abandonan mis enseñanzas
y dejan de obedecer mis ordenanzas,
31 si desobedecen mis decretos
y dejan de cumplir mis mandatos,
32 entonces castigaré su pecado con vara
y su desobediencia con azotes.
33 Pero jamás dejaré de amarlo
ni de cumplir la promesa que le hice.
34 Por nada romperé mi pacto;
no retiraré ni una sola palabra que he dicho.
35 Le hice un juramento a David
y por mi santidad no puedo mentir:
36 su dinastía seguirá por siempre;
su reino perdurará como el sol.
37 Será tan eterno como la luna,
¡la cual es mi fiel testigo en el cielo!»
DIOS ES FIEL A SU PACTO
Estimado lector:
En estos versículos, el salmista exploró la naturaleza del pacto que Dios estableció con David. Este pacto era una promesa divina de un linaje real duradero, una dinastía que perduraría a través de las generaciones. Sin embargo, el salmista introdujo una cuestión crucial: la obediencia. Al mismo tiempo, también advirtió sobre las consecuencias de la desobediencia a este pacto, a la cual incluso están sujetos aquellos que Dios ha elegido.
Por otro lado, esta porción de la Palabra muestra la tensión entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana. Aunque Dios tiene el poder de mantener Su pacto incondicionalmente, Él ha elegido vincularlo a la obediencia de Su pueblo.
Los tres puntos clave para entender estos versículos son:
1. La importancia de los pactos: Los pactos en la Biblia representan una relación sagrada entre Dios y Su pueblo, basada en promesas mutuas.
2. Las consecuencias de la desobediencia: Aunque Dios es misericordioso, la desobediencia a Sus mandamientos tiene consecuencias.
3. La fidelidad de Dios: A pesar de las fallas humanas, Dios permanece fiel a Sus promesas.
A partir de este salmo, el creyente puede reflexionar profundamente sobre la gracia y la justicia de Dios, así como sobre la importancia de la obediencia en la relación con Él.