Oí una voz desconocida que decía:
6 «Ahora quitaré la carga de tus hombros;
liberaré tus manos de las tareas pesadas.
7 Clamaste a mí cuando estabas en apuros, y yo te salvé;
respondí desde el nubarrón
y puse a prueba tu fe cuando no había agua en Meriba. Interludio
8 »Escúchame, pueblo mío, en tanto te doy severas advertencias.
¡Oh Israel, si tan solo me escucharas!
9 Jamás debes tener un dios extranjero;
nunca debes inclinarte frente a un dios falso.
10 Pues fui yo, el Señor tu Dios,
quien te rescató de la tierra de Egipto.
Abre bien tu boca, y la llenaré de cosas buenas.
11 »Pero no, mi pueblo no quiso escuchar;
Israel no quiso que estuviera cerca.
12 Así que dejé que siguiera sus tercos deseos
y que viviera según sus propias ideas.
LA IMPORTANCIA DE OIR Y OBEDECER A DIOS
Estimado Lector:
En esta porción bíblica, Asaf destacó la misericordia de Dios hacia su pueblo cuando lo sacó de Egipto y el Señor les recordó lo que Él hizo a su favor para mantener su pacto (vs. 6-7). Luego, el Señor los amonestó, diciéndoles que, como no escucharon Su voz, los dejó seguir sus propios deseos (vs. 8-12), lo que resultó en que el propósito de Dios no se cumpliera en los israelitas, llevándolos al fracaso.
Pablo escribió que la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17), es decir, se cree cuando se acepta la Palabra, y la Palabra es Jesús. El creyente debe escuchar a Jesús y obedecerlo para experimentar un cambio significativo en su vida, ya que hacer Su voluntad es parte de Su plan divino que trae bendición. Debe confiar en el Señor con todo su corazón y no depender de su propio entendimiento (Proverbios 3:5).