Entonen alabanzas a Dios, nuestra fuerza;
canten al Dios de Jacob.
2 ¡Canten! Toquen la pandereta.
Hagan sonar la dulce lira y el arpa.
3 ¡Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva
y otra vez en la luna llena, para convocar a un festival!
4 Pues los decretos de Israel así lo exigen;
es una ordenanza del Dios de Jacob.
5 Él lo hizo ley para Israel[b]
cuando atacó a Egipto para ponernos en libertad.
UNA TROMPETA SUENA Y EL CORAZON GOZOSO RESPONDE
Estimado lector:
En el pueblo judío, la trompeta y la luna nueva eran señales precursoras de fiestas como la Pascua o los Tabernáculos, que comenzaban con la luna llena. En estas fiestas, el pueblo era convocado con mucho gozo. Algunos eruditos creen que el llamado del versículo 1 es para toda la congregación; el del versículo 2 es para los levitas, quienes eran los cantantes y músicos del templo; y el del versículo 3 es para los sacerdotes, encargados de tocar las trompetas. Todo el pueblo se reunía con cantos y danzas para alabar a Dios, un mandato sagrado.
Ningún tiempo es inadecuado para alabar a Dios, aunque hay momentos específicos señalados no para que Dios se encuentre con nosotros (Él siempre está listo), sino para que nosotros nos encontremos unos con otros y nos unamos en alabanza a Dios. Cuando los creyentes verdaderos se congregan hoy, su propósito debe ser recordar los beneficios recibidos de Dios, progresar en el conocimiento de su Palabra y dar testimonio de su unidad en la fe. Un creyente obra en obediencia cuando se reúne con otros para alabar a Dios. ¡Él ha hecho grandes maravillas!