SALMOS 73:21-24
21 Entonces me di cuenta de que mi corazón se llenó de amargura,
y yo estaba destrozado por dentro.
22 Fui tan necio e ignorante;
debo haberte parecido un animal sin entendimiento.
23 Sin embargo, todavía te pertenezco;
me tomas de la mano derecha.
24 Me guías con tu consejo
y me conduces a un destino glorioso.
Estimado lector,
Este salmo expresa claramente el sentir momentáneo del creyente frente a la prosperidad del impío. El salmista se detuvo a pensar y a preguntarse el porqué de esta condición tan contradictoria: “Yo sirvo al Señor y sufro, mientras el impío obra de mala manera y prospera. ¿Cómo puede ser?”.
El desaliento lo llevó a comparar sus aflicciones con la aparente comodidad del impío. Sin embargo, su confianza en Dios y sus caminos se renovó cuando Dios le reveló el trágico fin de los malvados y la verdadera bendición de los justos. Al final, este problema, desde la perspectiva de la eternidad, será resuelto con la mayor bendición del creyente: la vida eterna, mientras que los impíos perecerán.
El salmista descubrió la actitud que lleva al triunfo de la fe. En esta vida transitoria, con todos sus problemas, el mayor bien de los creyentes es su comunión con Dios. No importa que prosperen los impíos. La esperanza y el tesoro de la vida del creyente es Dios mismo, guiándolos con Su Palabra y Su Espíritu, sosteniéndolos con Su poder y recibiéndolos después en la gloria del cielo.
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).