SALMOS 72:1-7
Oh Dios, concede al rey tu amor por la justicia,
y da rectitud al hijo del rey.
2 Ayúdale a juzgar correctamente a tu pueblo;
que los pobres siempre reciban un trato imparcial.
3 Que las montañas den prosperidad a todos
y que las colinas sean fructíferas.
4 Ayúdalo a defender al pobre,
a rescatar a los hijos de los necesitados
y a aplastar a sus opresores.
5 Que te teman[a] mientras el sol brille
y mientras la luna permanezca en el cielo;
¡sí, para siempre!
6 Que el gobierno del rey tenga la frescura de las lluvias de primavera sobre la hierba recién cortada,
de los aguaceros que riegan la tierra.
7 Que florezcan todos los justos durante su reinado;
que haya prosperidad abundante hasta que la luna deje de existir.
Estimado lector,
La autoría del Salmo 72 es atribuida por algunos eruditos a David, aunque otros sostienen que fue escrito por Salomón. Sin embargo, más allá de su autoría, se evidencia el anhelo de un reinado justo y lleno de gloria, como el de Cristo. El salmista derrama sus peticiones, que se convierten en profecías, porque son deseos modelados sobre promesas y llevan la garantía de su realización en Cristo.
En el sentido espiritual, el corazón recibe paz por la justicia de Cristo, y el alma queda llena de calma cuando se revela el camino de la salvación por medio de la justicia divina. Entonces, se vive con gozo y se recibe guía hacia adelante con paz.
Las almas sin Cristo como Rey son como tierra seca, sin la humedad de la gracia salvadora. Él es la fuente inagotable de vida.