SALMOS 59:8-13
8Pero tú Señor, te ríes de ellos;
te burlas de las naciones hostiles.
9Tú eres mi fuerza; espero que me rescates,
porque tú, oh Dios, eres mi fortaleza.
10En su amor inagotable, mi Dios estará a mi lado
y me dejará mirar triunfante a todos mis enemigos.
11No los mates, porque mi pueblo pronto olvida esa clase de lecciones;
hazlos tambalear con tu poder y ponlos de rodillas,
oh Señor, escudo nuestro.
12Debido a las cosas pecaminosas que dicen
y a la maldad que está en sus labios,
haz que queden atrapados por su orgullo,
por sus maldiciones y por sus mentiras.
13¡Destrúyelos en tu enojo!
¡Arrásalos por completo!
Entonces todo el mundo sabrá
que Dios reina en Israel.
Estimado lector:
En el mundo es frecuente encontrar personas que someten al creyente a escarnio, persecución y burlas por su confianza en Dios, ante esto el salmista responde con la visión de la risa de Dios con aquellos que caen en vergüenza ante Él como resultado de un corazón altivo que cree que puede luchar con Dios y derrotarlo. Ese tipo de personas no reconoce su debilidad ante Dios, no reconoce su dependencia, pero sus fortalezas se verán avergonzadas.
El salmista también compara a Dios con una torre fortificada. Un lugar alto, inexpugnable, que sirve de refugio al creyente perseguido.
En este salmo el autor quiere que quede en la memoria de los hombres – de todas las naciones – el respaldo que da Dios a quienes le sirven. Que la presencia de Dios sea testimonio de su seguridad y protección y esa es una respuesta esperable de Dios, pero que debe quedar en la memoria de todos para su Gloria.
Ante la adversidad y la persecución la única manera para tener esperanza es la adoración y el reconocimiento del poder de Dios. Nuestra gratitud es sacrificio agradable a Dios y a través de ella reconocemos su amor inagotable.