SALMOS 119:69-72
69 Los arrogantes me difaman con mentiras,
pero la verdad es que obedezco tus mandamientos con todo el corazón.
70 El corazón de ellos es torpe y necio;
yo, en cambio, me deleito en tus enseñanzas.
71 El sufrimiento me hizo bien,
porque me enseñó a prestar atención a tus decretos.
72 Tus enseñanzas son más valiosas para mí
que millones en oro y plata.
Estimado lector:
El sufrimiento es una experiencia que nadie desea atravesar. Sin embargo, las dificultades y pruebas en la vida pueden convertirse en momentos donde el poder y la misericordia de Dios se hacen evidentes, permitiendo que las personas se acerquen más a Él. Aunque en ciertos momentos puede parecer que Dios está ausente, Su presencia permanece constante y cercana.
Es común que en situaciones como enfermedades, crisis económicas, conflictos familiares, injusticias o incluso la pérdida de un ser querido, surja un mayor deseo de buscar a Dios. Son precisamente estos momentos los que pueden ser oportunidades para reconocer que, aunque las circunstancias sean adversas, Su Palabra sigue siendo la verdad absoluta y tiene el poder de sostener y fortalecer.
Las Escrituras afirman que Dios es refugio, auxilio en tiempos de angustia, sanador de enfermedades, consuelo en el dolor, restaurador de relaciones, mediador ante el Padre, dador de vida, abogado y defensor, salvador y el camino, la verdad y la vida.
Ante cualquier situación, la certeza de la Palabra de Dios brinda seguridad, tal como expresa el salmista: “Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata”.