SALMOS 119:57-60
57 ¡Señor, eres mío!
¡Prometo obedecer tus palabras!
58 Deseo tus bendiciones con todo el corazón;
ten misericordia, como lo prometiste.
59 Consideré el rumbo de mi vida
y decidí volver a tus leyes.
60 Me apresuraré sin demora
a obedecer tus mandatos.
Estimado lector:
En Números 18:20, el Señor prometió a Aarón que ni él ni su descendencia tendrían heredad o posesión como las demás tribus, sino que Él mismo sería su porción y su herencia. Dios había preparado algo diferente para ellos: su familia recibiría un doble beneficio, ya que servirían en el templo en Su presencia y, al mismo tiempo, Él se encargaría de su sustento.
Con esta misma certeza, el salmista expresa su confianza y satisfacción plena en Dios al declarar: “Señor, eres mío” (Mi porción es Jehová – RVR1960). Esta afirmación refleja que Dios es su posesión más valiosa y el proveedor de todas sus necesidades. El salmista reconoce que en Dios encuentra su vida, su sustento, su esperanza y su seguridad.
Del mismo modo, vivir con plena confianza en Dios transforma la manera en que se toman decisiones, permitiendo que Su Palabra ilumine el camino a seguir. Su enseñanza proporciona la guía necesaria para avanzar en la dirección correcta. Esa es la verdadera revolución para vivir.