SALMOS 104:31-35
31 ¡Que la gloria del Señor continúe para siempre!
¡El Señor se deleita en todo lo que ha creado!
32 La tierra tiembla ante su mirada;
las montañas humean cuando él las toca.
33 Cantaré al Señor mientras viva.
¡Alabaré a mi Dios hasta mi último suspiro!
34 Que todos mis pensamientos le agraden,
porque me alegro en el Señor.
35 Que todos los pecadores desaparezcan de la faz de la tierra;
que dejen de existir para siempre los perversos.
Que todo lo que soy alabe al Señor.
¡Alabado sea el Señor!
Estimado lector:
El Salmo 104 es un himno de alabanza a Jehová, el Creador del universo. El escritor expresa admiración por la grandeza de la creación y, en el versículo 31, invita a que la gloria de Jehová permanezca para siempre. La “gloria de Jehová”, representada por la palabra hebrea “kabod”, significa “peso” o “importancia”, y describe el honor y la majestad que Dios merece como Creador y Sustentador del universo. Además, se refiere a su presencia manifiesta a través de su poder y bondad.
Dios, omnipotente y presente en su creación, invita a los fieles a cantar salmos en su honor, mostrando gratitud por su amor y misericordia. Esto inspira a profundizar la relación con Él, buscando mayor entendimiento y consuelo en momentos desafiantes.
El salmo también menciona a los “pecadores” e “impíos”. En la Biblia, “pecadores” son aquellos que desagradan a Dios, mientras que “impíos” son quienes viven en rebelión y no se arrepienten. Todos necesitan el perdón y la salvación divina, y la justicia de Dios debe verse como una oportunidad de crecimiento y transformación, más que como algo a temer.