SALMOS 104:19-23
19 Creaste la luna para que marcara las estaciones,
y el sol sabe cuándo ponerse.
20 Envías la oscuridad, y se hace de noche,
la hora en que merodean los animales del bosque.
21 Los leones jóvenes rugen por su presa;
acechan en busca del alimento que Dios les provee.
22 Al amanecer, se escabullen
y se meten en sus guaridas para descansar.
23 Entonces la gente sale a trabajar
y realiza sus labores hasta el anochecer.
Estimado Lector:
Este pasaje enseña acerca de la majestad y el poder de Dios. Además, revela el lugar que la humanidad ocupa en el mundo y recuerda la responsabilidad de cuidar todo lo que Dios ha creado. Se destaca la grandeza, el esplendor, la sabiduría y la majestad de Dios, que se manifiestan en el diseño y la formación de un universo vasto y diverso. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1).
Mientras Dios se regocija en todo lo que ha creado, también establece las condiciones para que toda la creación florezca, motivado por su amor. El Salmo 36:5-6 declara: “Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios, abismo grande. Tú, Jehová, conservas al hombre y al animal.”
Los seres humanos forman parte del mundo diverso creado por Dios. No están separados de la creación, sino que son parte de las criaturas con las que la tierra está llena. Como hijos de Él, están llamados a cuidar la creación. Fueron creados a imagen de Dios y tienen el deber de proteger todo lo que Él ha hecho (Génesis 1:26-28; Salmos 8).