SALMOS 103:1-10
Que todo lo que soy alabe al Señor;
con todo el corazón alabaré su santo nombre.
2 Que todo lo que soy alabe al Señor;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí.
3 Él perdona todos mis pecados
y sana todas mis enfermedades.
4 Me redime de la muerte
y me corona de amor y tiernas misericordias.
5 Colma mi vida de cosas buenas;
¡mi juventud se renueva como la del águila!
6 El Señor da rectitud
y hace justicia a los que son tratados injustamente.
7 Dio a conocer su carácter a Moisés
y sus obras al pueblo de Israel.
8 El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y está lleno de amor inagotable.
9 No nos reprenderá todo el tiempo
ni seguirá enojado para siempre.
10 No nos castiga por todos nuestros pecados;
no nos trata con la severidad que merecemos.
UN LIENZO BLANCO QUE TIENE UN PUNTO NEGRO
Estimado lector:
Tal vez muchos han escuchado la frase “solo ve el punto negro en el lienzo blanco”. En esta ocasión, David hace lo contrario: es consciente de que existe un gran lienzo blanco, pero en él percibe un punto negro. Tanto David como el resto de los creyentes, e incluso los no creyentes, experimentan a lo largo de la vida situaciones dolorosas, apremiantes y llenas de angustia. Nadie, absolutamente nadie, está exento de atravesarlas en este mundo. Todos enfrentan lo mismo; lo único que varía son los personajes que lo viven, los tiempos y los escenarios. La caída de Adán en el pecado condujo a la humanidad a experimentar el sufrimiento universal del pecado, la enfermedad, las divisiones, la escasez e incluso la muerte.
Mientras muchos se quejaban de su situación o condición, David comprendía que, en medio del “agradecimiento” y el “reconocimiento”, podía desviar su atención del “punto negro” para enfocarse en el “lienzo blanco”.
Ese “lienzo blanco” es el Señor y su obra. Por esta razón, David, dirigi