SALMOS 62:8-12
8 Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento;
dile lo que hay en tu corazón,
porque él es nuestro refugio. Interludio
9 La gente común no vale más que una bocanada de viento,
y los poderosos no son lo que parecen ser;
si se les pesa juntos en una balanza,
ambos son más livianos que un soplo de aire.
10 No te ganes la vida mediante la extorsión
ni pongas tu esperanza en el robo.
Y si tus riquezas aumentan,
no las hagas el centro de tu vida.
11 Dios ha hablado con claridad,
y yo lo he oído muchas veces:
el poder, oh Dios, te pertenece a ti;
12 el amor inagotable, oh Señor, es tuyo.
Ciertamente tú pagas a todos
de acuerdo a lo que hayan hecho.
Estimado lector:
El salmista entonó este canto de confianza en Dios, como una advertencia a sus enemigos y para aliento de sí mismo y de su pueblo.
Este Salmo enseña, a no valorar a las personas con base en las riquezas, el poder o el prestigio. Incluso, se puede pensar que, quienes los poseen, han avanzado de verdad en la vida. Pero en la escala de Dios, esas personas son “menos que nada”. Entonces, ¿qué puede inclinar la balanza cuando Dios pesa? Confiar en Dios y obrar para Él.
En 1 Samuel 16:7, la biblia enseña que Jehová respondió a Samuel: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque Yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
Riqueza, honor, poder y prestigio, no añaden valor ante los ojos de Dios; pero el trabajo fiel que se hace para Él, tiene validez eterna. David recalcó que, el Poder y la Misericordia, le pertenecen al Señor.