MISERICORDIA, PROTECCIÓN Y VIDA
SALMOS 42:6-11
6 mi Dios!
Ahora estoy profundamente desalentado,
pero me acordaré de ti,
aun desde el lejano monte Hermón, donde nace el Jordán,
desde la tierra del monte Mizar.
7 Oigo el tumulto de los embravecidos mares
mientras me arrasan tus olas y las crecientes mareas.
8 Pero cada día el Señor derrama su amor inagotable sobre mí,
y todas las noches entono sus cánticos
y oro a Dios, quien me da vida.
9 «¡Oh Dios, roca mía!—clamo—,
¿por qué me has olvidado?
¿Por qué tengo que andar angustiado,
oprimido por mis enemigos?».
10 Sus insultos me parten los huesos.
Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».
11 ¿Por qué estoy desanimado?
¿Por qué está tan triste mi corazón?
¡Pondré mi esperanza en Dios!
Nuevamente lo alabaré,
¡mi Salvador y mi Dios!
Estimado lector:
El Señor siempre está al lado de sus hijos en los momentos de gozo y tristeza. Aun así, a veces les cuesta levantar la cabeza y encontrar la fuerza para orar. Sin embargo, esto no debe ser causa de tristeza, al fin y al cabo, es parte de la vida del ser humano.
En este pasaje, el salmista habla de la tristeza que le genera estar lejos de Jerusalén, una metáfora del dolor al sentirse distante de Dios. Además, trata los problemas como olas y él hundiéndose en ellas. Este es el punto más bajo del salmo, cuando todo parece perdido porque no hay fuerzas para nadar hacia la superficie. Sin embargo, este es un llamado a nunca rendirse.
Después de momentos de desolación, un poco de confianza devuelve a la vida y da fuerzas para continuar.
Este versículo tiene tres conceptos relacionados con el Señor que deben recordar cuando se sienta lejos de Él: misericordia, protección y vida. El Señor es su roca y sustento. En Él como hijo de Dios puede confiar para todo. Es una necesidad como la comida en sus mesas.
Debe tener paciencia cuando las cosas no van bien, y caminar con paso firme hacia Dios. Entregue su corazón y confianza al Señor, y con fe en Dios, todo se solucionará. No tengan ninguna duda de ello.