SALMOS 105:13-22
13 Anduvieron de nación en nación,
de un reino a otro.
14 Sin embargo, él no permitió que nadie los oprimiera.
A favor de ellos, les advirtió a los reyes:
15 «No toquen a mi pueblo elegido
ni hagan daño a mis profetas».
16 Mandó hambre a la tierra de Canaán,
y cortó la provisión de alimentos.
17 Luego envió a un hombre a Egipto delante de ellos:
a José, quien fue vendido como esclavo.
18 Le lastimaron los pies con grilletes
y en el cuello le pusieron un collar de hierro.
19 Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños,[a]
el Señor puso a prueba el carácter de José.
20 Entonces el faraón mandó a buscarlo y lo puso en libertad;
el gobernante de la nación le abrió la puerta de la cárcel.
21 José quedó a cargo de toda la casa del rey;
llegó a ser el administrador de todas sus posesiones.
22 Con total libertad instruía[b] a los asistentes del rey
y enseñaba a los consejeros del rey.
Estimado lector:
El Salmo 105 presenta un recuento de las etapas que culminaron en la victoria de Israel. Es un testimonio vivo de los millones de israelitas que experimentaron cómo la fidelidad de Dios los abrazaba. Esto era necesario para un pueblo que constantemente olvidaba y solo agradecía cuando recibía respuesta a sus deseos carnales. Este cántico hace una referencia clara al carácter de un Dios de promesas, que recuerda y cumple cada una de las cosas que dice que hará, y que en todo momento es fiel a sí mismo. También es un llamado a la integridad de corazón, a ser agradecidos y a adorar a Dios con toda el alma por quien es, por lo que ha hecho y porque no existe otro en el mundo como Él.
Ser bendecidos no neces