SALMOS 69:34-36
34 Alábenlo el cielo y la tierra,
los mares y todo lo que en ellos se mueve.
35 Pues Dios salvará a Jerusalén[d]
y reconstruirá las ciudades de Judá.
Su pueblo vivirá allí
y se establecerá en su propia tierra.
36 Los descendientes de quienes lo obedecen heredarán la tierra,
y los que lo aman vivirán allí seguros.
Estimado lector,
En este salmo, se muestra a un David que, al terminar su clamor, solo pudo adorar con agradecimiento. Contemplaba los cielos y la tierra, expresando que, no son lo suficientemente grandes para darle a Dios, la alabanza que se merece.
Su visión era amplia y elevada; y oró, pidiendo bendición para todos los habitantes de Jerusalén y Judá.
Despreciado por sus enemigos, David sabía que, tanto él, como todos los que aman el Nombre del Señor, heredarían la tierra y habitarían en ella.