SALMOS 116:5-7
5 ¡Qué bondadoso es el Señor! ¡Qué bueno es él!
¡Tan misericordioso, este Dios nuestro!
6 El Señor protege a los que tienen fe como de un niño;
estuve frente a la muerte, y él me salvó.
7 Que mi alma descanse nuevamente,
porque el Señor ha sido bueno conmigo.
Estimado lector:
En este pasaje se refleja el corazón agradecido de David por la ayuda, misericordia y bondad de Dios hacia él.
Las respuestas de Dios a la oración demuestran que Él es amable y justo. Amable, porque en Su misericordia escucha a los hombres; justo, porque, al haber prometido escuchar la oración, cumple con fidelidad Sus promesas.
David, en su reflexión, se reconoce como un niño indefenso, incapaz de asegurar su propia seguridad y totalmente vulnerable ante los peligros que enfrentaba. Sin embargo, tenía la certeza de que Dios lo salvaría, y así fue. Esto se confirma en Isaías 38:20.
En un momento de introspección, David se dirige a su alma y le dice: ” Que mi alma descanse nuevamente”. “Nuevamente” aquí implica retornar al estado de paz y tranquilidad que se tenía antes del peligro, porque el Señor ha obrado con generosidad y bondad.
Como hijos de Dios, debemos vivir tranquilos