SALMOS 93:1-5
¡El Señor es rey! Se viste de majestad.
Ciertamente el Señor se viste de majestad y está armado con fuerza.
El mundo permanece firme
y no puede ser sacudido.
2 Tu trono, oh Señor, permanece desde tiempos inmemoriales;
tú mismo existes desde el pasado eterno.
3 Las aguas crecieron, oh Señor.
Los diluvios han rugido como truenos;
las inundaciones elevaron sus impetuosas olas.
4 Pero más poderoso que el estruendo de los mares enfurecidos,
más potente que las rompientes olas en la orilla,
el Señor, quien está en lo alto, es más poderoso que estos.
5 Tus leyes soberanas no pueden ser modificadas;
tu reino, oh Señor, es santo por siempre y para siempre.
Estimado lector:
Este Salmo es una canción de exaltación, cuyo objetivo es presentar al Señor como Rey Soberano. Es un poema estructurado en tres partes: 1. La posición real y majestuosa del Señor (Vs. 1-2), 2. El atributo Eterno de Dios y Su Poder sobre Su creación (Vs. 3-4) y 3. La Soberanía y el reinado eterno del Señor (V. 5).
El salmista pone en evidencia la Omnipotencia y la majestuosidad de Dios sobre toda la creación. Enfáticamente lo proclama Rey, y enaltece Su carácter divino, Su incorruptibilidad y Su fidelidad.
Así como este Salmo asegura que Dios reina y que no hay nada que pueda contener Su Poder, el creyente debe: Depositar toda su confianza y seguridad en Dios, permitiéndole reinar y ejercer Su Soberanía sobre su vida; lograr que su vida se convierta en ese poema que le cante al Señor, reconociéndolo y adorándolo; vestirse de santidad, reflejando Su carácter en todo momento y en todo lugar; buscarlo en todo tiempo por lo que Él es, admitiendo la necesidad de Su Presencia permanente en su vida.