SALMOS 78:56-64
56 Pero ellos siguieron tentando al Dios Altísimo y rebelándose contra él;
no obedecieron sus leyes.
57 Le dieron la espalda y fueron tan infieles como sus padres;
eran tan poco fiables como un arco torcido.
58 Hicieron enojar a Dios al construir santuarios a otros dioses;
con sus ídolos lo pusieron celoso.
59 Cuando Dios los oyó, se enojó mucho,
y rechazó a Israel por completo.
60 Entonces abandonó su morada en Silo,
el tabernáculo donde había vivido en medio de su pueblo.
61 Permitió que el arca de su poder fuera capturada;
cedió su gloria a manos enemigas.
62 Entregó a su pueblo para que los masacraran a espada,
porque estaba muy enojado con su propio pueblo, su posesión más preciada.
63 A los jóvenes los mataron con fuego;
las muchachas murieron antes de entonar sus canciones de boda.
64 Masacraron a los sacerdotes,
y sus viudas no pudieron llorar su muerte.
Estimado lector:
Esta porción bíblica narra la infidelidad de Israel y las consecuencias de su rebelión contra Dios. A pesar de las bendiciones y liberaciones previas, el pueblo persistió en su desobediencia, provocando la ira divina. Su desobediencia se manifiesta en la constante idolatría, violando el precepto de adorar a un Dios invisible y trascendente.
El salmista destaca cómo Israel “tentó y se reveló ante el Dios Altísimo”, comparando su comportamiento con el de “un arco torcido”. Esta metáfora ilustra la inconstancia y falta de fiabilidad del pueblo en su relación con Dios. Un arco defectuoso sería inestable e impreciso, fallando en su propósito, similar a cómo Israel olvidaba frecuentemente su propósito divino.
La respuesta divina fue severa: Dios “se enojó en gran manera” y entregó a su pueblo en manos de sus enemigos. La destrucción del santuario de Silo y la captura del Arca de la Alianza simbolizan el abandono temporal de Dios a Israel.
Este pasaje enseña la seriedad del pecado y la importancia de mantener una relación fiel con Dios. Aunque Dios es misericordioso, no ignora la persistente desobediencia. La lección para el creyente de hoy es clara: aprender de los errores del pasado y buscar una relación constante y sincera con Dios, evitando la infidelidad espiritual. Muchos creyentes hoy son idólatras de su trabajo, dinero, bienes materiales, cuerpo y moda, desviándose de su propósito de vida