SALMOS 106:24-27
24 El pueblo se negó a entrar en la agradable tierra,
porque no creían la promesa de que Dios los iba a cuidar.
25 En cambio, rezongaron en sus carpas
y se negaron a obedecer al Señor.
26 Por lo tanto, él juró solemnemente
que los mataría en el desierto,
27 que dispersaría a sus descendientes[d] entre las naciones,
y los enviaría a tierras distantes.
Estimado Lector,
El salmista se refiere al acontecimiento en Cades-Barnea, cuando el pueblo de Israel prefirió escuchar a los diez espías incrédulos y rechazó la promesa de Dios y el informe de Josué y Caleb, los dos espías fieles. La actitud de los israelitas, al caer en la murmuración, trajo consigo incredulidad, orgullo y muchos otros pecados.
La incredulidad es la causa principal de la rebelión contra Dios. La decisión de los diez espías y del pueblo en un solo momento determinó el rumbo de la vida de toda una generación: tuvieron que peregrinar en el desierto hasta que esa generación murió, y una nueva tuvo la oportunidad de tomar la tierra por fe.
El creyente debe ser consciente de las consecuencias de la incredulidad y la queja en su vida, asumiendo la responsabilidad de lo que esto implica. La queja, sea privada o pública, es grave a los ojos de Dios. Las decisiones que se tomen hoy trascienden a las generaciones futuras, trayendo destrucción o vida.