SALMOS 113:1-3
¡Alabado sea el Señor!
Sí, alábenle, oh siervos del Señor,
¡alaben el nombre del Señor!
2 Bendito sea el nombre del Señor
ahora y para siempre.
3 En todas partes—del oriente al occidente—,
alaben el nombre del Señor.
Estimado lector:
Este salmo es un himno de alabanza, que celebra la grandeza, el poderío y la bondad del Dios eterno. Es el inicio de un grupo de salmos (113-118) que eran leídos en las fiestas de Pascua y Pentecostés, y que hacen parte de una unidad litúrgica de los judíos, conocidos como “Hallel egipcio”, palabra hebrea que significa Aleluya, Alabad al Señor.
Los dos primeros,113 y 114, se leían antes de consumir los alimentos, y el resto al terminarlos.
La repetición del término alabad, enfatiza la importancia de la adoración continúa y sincera que todo siervo del Señor debe hacer sin límites de tiempo y lugar, durante toda su vida (Salmo 115:18; Miqueas 4:7).
El propósito de la alabanza es enaltecer al Señor, reconociéndolo a Él, como Único Dios, comprendiendo Su carácter incomparable y Su misericordia por todas las cosas grandes que hace.
Todo creyente, debe alabar y adorar al Señor voluntariamente, expresando la supremacía divina, sin importar las situaciones que enfrenta. Cuando se alaba a Dios, se camina