SALMOS 78:21-25
21 Cuando el Señor los oyó, se puso furioso;
el fuego de su ira se encendió contra Jacob.
Sí, su enojo aumentó contra Israel,
22 porque no le creyeron a Dios
ni confiaron en su cuidado.
23 Pero él ordenó que se abrieran los cielos;
abrió las puertas del cielo.
24 Hizo que lloviera maná para que comieran;
les dio pan del cielo.
25 ¡Se alimentaron con comida de ángeles!
Dios les dio todo lo que podían consumir.
Estimado Lector:
Este salmo de Asaf pertenece a los llamados salmos históricos, junto con los salmos 105, 106, y 136, y abarca la experiencia de la liberación de Israel de Egipto hasta el tiempo de David. Reitera la historia primitiva para advertir a las generaciones futuras de no repetir los fracasos pasados.
Este relato (vs. 21-25) muestra la fidelidad de Dios en medio de la incredulidad e ingratitud de Israel, que no creyó en Dios ni confió en lo que podía hacer, a pesar de todas las señales de poder y provisión dadas por el Señor. Este comportamiento irreverente provocó la furia de Dios, evidencia de que Dios no solo oye, sino que siente.
Esto nos lleva a valorar lo que tenemos, a creer que lo que poseemos proviene de Dios y a reconocer que la vida y la salvación son regalos de Él. Por eso, la actitud del creyente debe ser de gratitud constante hacia Dios, lo cual es un indicador del nivel de confianza y fe en Él.
El cristiano no debe enfocarse en lo que le hace falta, sino centrarse en las bendiciones recibidas de Dios. Así, en momentos de adversidad, le será más fácil colocar toda su confianza en el Señor y entregarle todas sus cargas a Él.