SALMOS 106:19-23
19 Los israelitas hicieron un becerro en el monte Sinaí;[c]
se inclinaron ante una imagen hecha de oro.
20 Cambiaron a su glorioso Dios
por la estatua de un toro que come hierba.
21 Se olvidaron de Dios, su salvador,
quien había realizado tantas grandezas en Egipto:
22 obras tan maravillosas en la tierra de Cam,
hechos tan asombrosos en el mar Rojo.
23 Por lo tanto, él declaró que los destruiría.
Pero Moisés, su escogido, intervino entre el Señor y los israelitas;
le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.
Estimado lector:
En este pasaje, el salmista narra cómo los israelitas, a pesar de haber presenciado milagros, fabricaron un becerro de oro para adorarlo. Este acto de idolatría refleja la tendencia humana a olvidar las bondades de Dios y buscar sustitutos temporales que nunca satisfacen. Se invita a los creyentes a reflexionar sobre sus propias vidas: ¿han permitido que las distracciones del mundo afecten su relación con lo divino?
A medida que avanza el texto, la ingratitud del pueblo lleva a que Dios contemple su destrucción. Este hecho plantea un llamado a la justicia, pero también resalta la misericordia divina, siempre dispuesta a restaurar. Se evidencian las consecuencias de las acciones, pero también la posibilidad de volver al camino de la gracia, incluso tras cometer errores.
La intercesión de Moisés subraya el poder de la oración y la importancia de apoyar a los demás en tiempos difíciles. Cada persona puede preguntarse: ¿cómo está intercediendo por sus seres queridos?
Finalmente, el pasaje recuerda la disposición de Dios para perdonar y restaurar, incluso en circunstancias adversas. El creyente es invitado a examinar su lucha con la idolatría moderna —ya sea el materialismo, las distracciones digitales o prioridades mal alineadas— y a hacer los ajustes necesarios para prof