SALMOS 137:1-9
Nueva Traducción Viviente
137 Junto a los ríos de Babilonia, nos sentamos y lloramos
al pensar en Jerusalén.[a]
2 Guardamos las arpas,
las colgamos en las ramas de los álamos.
3 Pues nuestros captores nos exigían que cantáramos;
los que nos atormentaban insistían en un himno de alegría:
«¡Cántennos una de esas canciones acerca de Jerusalén!».
4 ¿Pero cómo podemos entonar las canciones del Señor
mientras estamos en una tierra pagana?
5 Si me olvido de ti, oh Jerusalén,
que mi mano derecha se olvide de cómo tocar el arpa.
6 Que la lengua se me pegue al paladar
si dejo de recordarte,
si no hago de Jerusalén mi mayor alegría.
7 Oh Señor, recuerda lo que hicieron los edomitas
el día en que los ejércitos de Babilonia tomaron a Jerusalén.
«¡Destrúyanla!—gritaron—.
¡Allánenla hasta reducirla a escombros!».
8 Oh Babilonia, serás destruida;
feliz será el que te haga pagar
por lo que nos has hecho.
9 ¡Feliz será el que tome a tus bebés
y los estrelle contra las rocas!
Estimado lector:
El exilio del pueblo de Israel fue consecuencia de su desobediencia a Dios. Esto evidencia una verdad fundamental: la desobediencia aleja de Dios y de Sus promesas. Esta realidad se expresa en la afirmación “Colgamos nuestras arpas”, lo que simboliza la pérdida del canto, la alegría y la celebración en medio del destierro.
El exilio también representa la estrategia del enemigo para debilitar la fe, burlándose en los momentos de prueba. Pedir cánticos en cautiverio no era más que un intento de menospreciar la confianza en Dios. Asimismo, se muestra cómo otras naciones y personas, como los edomitas en aquel tiempo, pueden volverse en contra del pueblo de Dios, incluso cuando se esperaría su apoyo en tiempos de aflicción.
Sin embargo, aun en medio del sufrimiento, la fidelidad de Dios permanece. Él otorga al pueblo la oportunidad de arrepentirse, de clamar a Él y de ser escuchado. Finalmente, Su misericordia se manifiesta al aceptar el arrepentimiento de los suyos, recordando que el exilio tiene un final. Dios restaurará a Su pueblo y lo llevará de regreso a la tierra prometida, mientras que Babilonia y las naciones que participaron en su opresión serán destruidas. Su amor y Sus promesas prevalecerán sobre aquellos que le aman, es decir, los que le obedecen y buscan agradarle en todo momento.