LA FIDELIDAD DE DIOS

Apr 5, 2025

SALMOS 132: 10-18

Reina-Valera 1960

10 Por amor de David tu siervo

No vuelvas de tu ungido el rostro.

11 En verdad juró Jehová a David,

Y no se retractará de ello:

De tu descendencia pondré sobre tu trono.

12 Si tus hijos guardaren mi pacto,

Y mi testimonio que yo les enseñaré,

Sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.

13 Porque Jehová ha elegido a Sion;

La quiso por habitación para sí.

14 Este es para siempre el lugar de mi reposo;

Aquí habitaré, porque la he querido.

15 Bendeciré abundantemente su provisión;

A sus pobres saciaré de pan.

16 Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes,

Y sus santos darán voces de júbilo.

17 Allí haré retoñar el poder de David;

He dispuesto lámpara a mi ungido.

18 A sus enemigos vestiré de confusión,

Mas sobre él florecerá su corona.

Estimado lector: 

El Salmo 132:10-18 es un poderoso recordatorio del pacto de Dios con David y de Su fidelidad hacia Su pueblo al hacer de Sion su lugar de descanso. Dios prometió establecer el trono de David para siempre; sin embargo, la permanencia de sus descendientes en el trono estaba condicionada a su obediencia al pacto divino. Esta promesa encuentra su cumplimiento final en Jesucristo, el Rey eterno y verdadero heredero del pacto davídico. Aunque la línea terrenal de David falló, la promesa se cumplió en Jesús, cuya soberanía es eterna.

Dios escogió a Sion como Su morada, un símbolo de Su presencia constante. En la Iglesia, esta promesa se cumple de manera espiritual, pues es allí donde Dios habita con Su pueblo. Los sacerdotes, vestidos de salvación, representan a todos los que proclaman el evangelio, y el “cuerno de David” es una imagen del poder de Cristo, quien reina con autoridad.

Los enemigos de Dios serán avergonzados, pero aquellos que permanecen en Él verán florecer su corona. Este pasaje nos recuerda que Dios es fiel a Su palabra y que, en Cristo, Su reino es eterno e inquebrantable. La respuesta del creyente debe ser confiar en Él, caminar en obediencia y regocijarse en Su fidelidad.