SALMOS 116:1-4
Amo al Señor porque escucha mi voz
y mi oración que pide misericordia.
2 Debido a que él se inclina para escuchar,
¡oraré mientras tenga aliento!
3 La muerte me envolvió en sus cuerdas;
los terrores de la tumba[a] se apoderaron de mí.
Lo único que veía era dificultad y dolor.
4 Entonces invoqué el nombre del Señor:
«¡Señor, por favor, sálvame!».
Estimado lector:
Al leer estos versículos, se puede observar la relación que tenía con Dios, David (el autor del salmo). Y también se destaca su confianza en Dios, al sentir siempre Su respaldo.
Esto sucede, cuando hay una constante búsqueda de la Presencia de Dios, el Único que puede solucionar los problemas, causados por las malas decisiones.
David hablaba sobre la inclinación del Señor, refiriéndose a la mutua confianza. El salmista por su fe, esperaba respuesta (creía); y el Señor correspondía con Su Amor (Se inclinaba).
Igual lo hace, con todo aquel que busca estar en Su presencia; más aún, cuando el enemigo distrae y/o asedia. Por eso, es importante establecer un altar a Dios, como lo hacía David; y aprender a tocar la puerta correcta, para recibir el oportuno socorro.