HEREDEROS DE LA FIDELIDAD DE DIOS
SALMOS 44:1-8
44 Oh Dios, lo oímos con nuestros propios oídos;
nuestros antepasados nos han contado
de todo lo que hiciste en su época,
hace mucho tiempo atrás.
2 Con tu poder expulsaste a las naciones paganas
y entregaste toda la tierra a nuestros antepasados.
Aplastaste a sus enemigos
y liberaste a nuestros antepasados.
3 No fue con sus espadas que conquistaron la tierra,
ni sus brazos fuertes les dieron la victoria.
Fueron tu mano derecha y tu brazo fuerte
y la luz cegadora de tu rostro que los ayudaron,
porque los amabas.
4 Tú eres mi Rey y mi Dios;
tú decretas las victorias de Israel.[b]
5 Solo con tu poder hacemos retroceder a nuestros enemigos;
solo en tu nombre podemos pisotear a nuestros adversarios.
6 No confío en mi arco
ni dependo de que mi espada me salve.
7 Tú eres el que nos da la victoria sobre nuestros enemigos;
avergüenzas a los que nos odian.
8 Oh Dios, todo el día te damos gloria
y alabamos tu nombre constantemente.
Estimado Lector:
El Salmo 44 habla de la nación de Israel en una temporada de gran derrota, clamando a Dios por rescate. Este fragmento consta de 2 partes.
En la primera parte, el salmista comienza citando una tradición que los israelitas han escuchado con sus propios oídos, es decir, de boca en boca. El Salmista recibió un legado especial de sus padres, de la generación anterior. Esos padres tuvieron cuidado de contarles lo que Dios hizo en las generaciones pasadas.
Esto es un llamado para que hoy se haga de la misma manera con las generaciones de niños y jóvenes, que presten atención a lo que sus padres les relatan sobre las maravillosas obras de Dios.
En la segunda parte, en medio de su clamor, el salmista exalta a Dios reconociendo con actitud de agradecimiento que no ha sido el propio poder del pueblo, ni el arco ni la espada, lo que les ha dado la victoria, sino el poder gratuito de Dios que se expresa a través de la debilidad del pueblo elegido.
Del mismo modo que Dios lo hizo en el pasado, con el pueblo de Israel en Canaán plantado poco a poco, también la iglesia ha sido plantada en el mundo, no de una vez ni con el poder o la estrategia del hombre, sino por la sabiduría y el poder de Dios.