SALMOS 60:6-8
6 Por su santidad,[b] Dios ha prometido:
«Dividiré a Siquem con alegría
y mediré el valle de Sucot.
7 Galaad es mío,
y también Manasés.
Efraín, mi casco, producirá mis guerreros,
y Judá, mi cetro, producirá mis reyes.
8 Pero Moab, mi lavamanos, se convertirá en mi siervo,
y sobre Edom me limpiaré los pies
y gritaré triunfante sobre Filistea».
Estimado lector:
Las menciones específicas de Siquem, el valle de Sucot, Galaad, Manasés, Efraín y Judá muestran que Dios no hablaba simbólicamente, sino geográficamente. Cabe aclarar que, aunque es el Señor de toda la tierra, tiene un cuidado especial y una consideración por la tierra de Israel.
En este texto, Efraín es llamado un ‘casco’ literalmente, “la fortaleza de mi cabeza” simbolizando fuerza. Judá, mi ‘cetro’ (Génesis 49:10) es símbolo del dominio y el gobierno.
La frase: “Pero Moab será mi lavamanos; sobre Edom echaré mi calzado” expresa que como tanto Moab como Edom se destacaban por su orgullo (Isaías 16:6, Abdías 3), Dios les asigna lugares de humilde servicio.
Lo que Dios promete lo cumple. Israel es una tierra especial para Él. Al ser lavados por la sangre de Jesús, entramos a ser posesión especial para Dios. Así que si en algún momento llegan pensamientos de creer que Dios se ha alejado de ti, inclínate de rodillas delante de su presencia y clama para que te otorgue su sabiduría y fortaleza para enfrentar el problema, sabiendo que en los tiempos difíciles es cuando más debes acercarte a Dios.