ENEMIGOS DE LOS LLAMADOS Y BENDECIDOS

May 1, 2024

1 SAMUEL 18:6-16

Cuando el ejército de Israel regresaba triunfante después que David mató al filisteo, mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir al rey Saúl. Cantaron y danzaron de alegría con panderetas y címbalos.[a] Este era su canto:

«Saúl mató a sus miles,
    ¡y David, a sus diez miles!».

Esto hizo que Saúl se enojara mucho. «¿Qué es esto?—dijo—. Le dan crédito a David por diez miles y a mí solamente por miles. ¡Solo falta que lo hagan su rey!». Desde ese momento Saúl miró con recelo a David.

10 Al día siguiente, un espíritu atormentador[b] de parte de Dios abrumó a Saúl, y comenzó a desvariar como un loco en su casa. David tocaba el arpa, tal como lo hacía cada día. Pero Saúl tenía una lanza en la mano, 11 y de repente se la arrojó a David, tratando de clavarlo en la pared, pero David lo esquivó dos veces.

12 Después Saúl tenía miedo de David porque el Señor estaba con David, pero se había apartado de él. 13 Finalmente lo echó de su presencia y lo nombró comandante sobre mil hombres, y David dirigía fielmente a las tropas en batalla.

14 David siguió teniendo éxito en todo lo que hacía porque el Señor estaba con él. 15 Cuando Saúl reconoció esto, le tuvo aún más miedo. 16 Pero todos en Israel y en Judá amaban a David porque tenía tanto éxito al dirigir a sus tropas en batalla.

Estimado lector:

David, siervo de Dios, en los primeros versículos del Salmo 18, dirigió estas palabras a Dios a través de este cántico, el día que lo libró de todos sus enemigos del momento, y de la mano de Saúl.

En 1 Samuel 18: 6-16, se muestra el episodio en que las mujeres salieron al paso de David,  después de haber matado al filisteo; y del rey Saúl, para recibirle cantando y danzando, después de haber librado una fuerte batalla.

Los celos se apoderaron de Saúl, ya que las mujeres cantaban la victoria de Saúl sobre miles; pero de David, sobre diez miles. Desde ese momento, dice la Palabra en 1 Samuel 18:9: “Y desde aquel día, Saúl no miró con buenos ojos a David”. A partir de ahí, comenzó una persecución implacable de Saúl contra David, intentando asesinarlo en más de tres ocasiones.

Los celos y la envidia son dos sentimientos que inspiran y dirigen el corazón a la maldad. Pero David sabía en quién confiaba y quién lo protegía en situaciones apremiantes.

Ante los peligros y lo enemigos, Dios siempre será el aliado, protector y defensor de Sus hijos. El temor y la angustia se disipan en Su presencia.