1 SAMUEL 21:1-9 (SALMO 52)
[a]David fue a la ciudad de Nob para ver al sacerdote Ahimelec. Cuando Ahimelec lo vio, se puso a temblar.
—¿Por qué estás solo?—le preguntó—. ¿Por qué nadie te acompaña?
2 —El rey me envió en un asunto privado—dijo David—. Me pidió que no le contara a nadie por qué estoy aquí. Les dije a mis hombres dónde buscarme después. 3 Ahora bien, ¿qué hay de comer? Dame cinco panes o cualquier otra cosa que tengas.
4 —No tenemos nada de pan común—respondió el sacerdote—. Pero aquí está el pan sagrado, el cual pueden comer si tus jóvenes no se han acostado con alguna mujer recientemente.
5 —No te preocupes—le aseguró David—. Nunca permito que mis hombres estén con mujeres cuando estamos en plena campaña. Y ya que se mantienen limpios, aun durante misiones normales, ¡cuánto más en esta!
6 Como no había otro alimento disponible, el sacerdote le dio el pan sagrado: el pan de la Presencia que se ponía delante del Señor en el tabernáculo. Justo en ese día había sido reemplazado por pan recién horneado.
7 Aquel día estaba allí Doeg el edomita, jefe de los pastores de Saúl, que había sido detenido delante del Señor.[b]
8 David le preguntó a Ahimelec:
—¿Tienes una lanza o una espada? El asunto del rey era tan urgente que ¡ni siquiera me dio tiempo de tomar un arma!
9 —Solo tengo la espada de Goliat el filisteo, a quien tú mataste en el valle de Ela—le contestó el sacerdote—. Está envuelta en una tela detrás del efod. Tómala si quieres, porque es la única que tengo.
Estimado lector:
En este punto de la historia, el rey Saul buscaba matar a David, quien logró escapar gracias a un aviso de Jonatán. David, angustiado por la situación, buscó refugio en la casa de Jehová, aunque mintió sobre su motivo al sacerdote Ahimelec. A pesar de notar la presencia inusual de David, Ahimelec le ofreció ayuda, sin saber el conflicto en el que estaba envuelto. David, desanimado y desenfocado, había perdido la confianza en Dios y buscaba consuelo en un lugar equivocado.
Actuando desde el miedo y la desesperación, David no reconoció la fidelidad de Dios en adversidades anteriores y buscó soluciones terrenales. Sin embargo, su presencia en el templo fue notada por un funcionario leal al rey, Doeg, quien informó a Saul sobre su presencia, desencadenando una tragedia posterior.
Este episodio ilustra cómo muchos cristianos, en momentos de crisis, actúan impulsados por emociones y desesperación, olvidando buscar la guía de Dios. A pesar de recibir ayuda, David no reconoció a Dios en su situación y buscó resolver sus problemas por sus propios medios. Sin embargo, Dios ofrece refugio en Cristo y su palabra como herramienta para enfrentar las dificultades.
Aunque los creyentes pueden enfrentar momentos de desesperación, Dios ofrece consuelo y dirección a través de