SALMOS 53:4-6
4¿Será posible que nunca aprendan los que hacen el mal?
Devoran a mi pueblo como si fuera pan
y ni siquiera piensan en orar a Dios.
5El terror se apoderará de ellos,
un terror como nunca han conocido.
Dios esparcirá los huesos de tus enemigos.
Los avergonzarás, porque Dios los ha rechazado.
6¿Quién vendrá del monte Sion para rescatar a Israel?
Cuando Dios restaure a su pueblo,
Jacob gritará de alegría e Israel se gozará.
Estimado lector:
El salmista, habla del destino del pueblo de Dios en un mundo caído, donde pareciera que los que hacen iniquidades son fuertes y tienen la ventaja. David se preguntaba, si el pueblo de Dios había sido abandonado a los necios y corruptos de este mundo, que no invocan a Dios.
David oraba por algo que Dios había hecho en otras ocasiones. Él había prometido colocar temor en el corazón de los enemigos de Israel.
Todo aquel que peca, pierde el temor a Dios. Al igual que los enemigos de Israel, hoy todo creyente debe saber que el temor a Dios, guía los caminos de la vida. El pecado provoca la destrucción, trayendo temor y desasosiego.
Dios responde con desprecio al necio que lo desprecia. Y, el que ataque al pueblo de Dios, niega Su existencia.
David sabía que Dios era el refugio para Su pueblo, y que los obradores de iniquidad nunca ganarían. La cautividad, se refiere a cualquier momento o situación en la que el creyente se sienta oprimido. Pero con la esperanza de que solo Dios puede liberar de la desgracia, llamando a Su pueblo a estar gozoso, por la Liberación venidera.