SALMOS 115:1-8
No a nosotros, oh Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre le corresponde toda la gloria,
por tu amor inagotable y tu fidelidad.
2 ¿Por qué dejar que las naciones digan:
«Dónde está el Dios de Israel»?
3 Nuestro Dios está en los cielos
y hace lo que le place.
4 Los ídolos de ellos no son más que objetos de plata y oro;
manos humanas les dieron forma.
5 Tienen boca pero no pueden hablar,
tienen ojos pero no pueden ver.
6 Tienen oídos pero no pueden oír,
y tienen nariz, pero no pueden oler.
7 Tienen manos pero no pueden sentir,
tienen pies pero no pueden caminar,
y tienen garganta pero no pueden emitir sonidos.
8 Y los que hacen ídolos son iguales a ellos,
como también todos los que confían en ellos.
Estimado lector:
El autor de este salmo comprendía que cuando Dios realizaba maravillas, la gloria debía ser exclusivamente para Él y no para su pueblo. Las naciones, en su mayoría, rendían culto a seres imaginarios o proyecciones de sus propios deseos y pasiones. En el peor de los casos, adoraban a espíritus demoníacos. Sin embargo, el Dios de Israel, el Dios del pacto, es único: vive y reina en los cielos y actúa conforme a su voluntad.
El salmista denuncia la insensatez de la idolatría, dest