SALMOS 106:44-48
44 Aun así, él sintió compasión por la angustia de ellos
y escuchó sus clamores.
45 Recordó el pacto que les había hecho
y desistió a causa de su amor inagotable.
46 Hasta hizo que sus captores
los trataran con amabilidad.
47 ¡Oh Señor nuestro Dios, sálvanos!
Vuelve a reunirnos de entre las naciones,
para que podamos agradecer a tu santo nombre,
alegrarnos y alabarte.
48 Alaben al Señor, Dios de Israel,
quien vive desde siempre y para siempre.
Que todo el pueblo diga: «¡Amén!».
¡Alabado sea el Señor!
Estimado lector:
A pesar de que el pueblo aún se encontraba en desobediencia, debido a su afinidad al fetichismo, es evidente cómo Dios, en Su gran amor, se conmueve ante la ansiedad y los gritos de dolor de Sus escogidos que buscan perdón. Al recordar el pacto hecho con ellos, abandona todo acto en su contra e, incluso, provoca actos de benevolencia en sus captores.
Siempre se deben esperar respuestas llenas de bendiciones cuando se clama al Señor por la unidad en un mismo Espíritu. Toda oración o súplica conduce a una relación más estrecha con el Señor, ya que la gratitud que se despierta en el corazón del creyente, al sentirse respaldado por Él y recibir las respuestas a sus peticiones, fortalece ese vínculo.
Por ello, el pueblo de Dios debe estar en koinonía con Su Creador. Él vive por siempre y para siempre, y actúa como un Padre a favor de Sus hijos.