SALMOS 116:8-11
8 Me rescató de la muerte;
quitó las lágrimas de mis ojos,
y libró a mis pies de tropezar.
9 ¡Así que camino en la presencia del Señor
mientras vivo aquí en la tierra!
10 Creí en ti, por tanto dije:
«Señor, estoy muy afligido».
11 En mi ansiedad clamé a ti:
«¡Estas personas son todas mentirosas!».
Estimado lector:
David reflexiona y se dirige a su propia alma, dándose un mandato personal de descansar en Dios. A menudo, los creyentes pierden fuerza y paz emocional por no entregar sus cargas al Señor, a pesar de que la Biblia está llena de promesas que instan a depositar todas las ansiedades en Él. Un ejemplo claro de esto se encuentra en Filipenses 4:6-7.
El texto también describe cómo David percibe que todo su ser estaba afectado por la difícil situación que atravesaba: menciona su vida, sus ojos y sus pies, mostrando que su cuerpo y alma estaban completamente involucrados. Reconoce que Dios le preservó la vida y, en respuesta, desea caminar en santidad delante de Él, no solo en su presencia íntima, sino también de manera visible ante los demás.
Este pasaje enseña que, a pesar de la profunda aflicción, el desánimo y la desilusión que David experimentó debido a las fallas humanas, el salmista siguió creyendo y confiando en Dios.