SALMOS 63:1-6
Oh Dios, tú eres mi Dios;
de todo corazón te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi cuerpo te anhela
en esta tierra reseca y agotada
donde no hay agua.
2 Te he visto en tu santuario
y he contemplado tu poder y tu gloria.
3 Tu amor inagotable es mejor que la vida misma;
¡cuánto te alabo!
4 Te alabaré mientras viva;
a ti levantaré mis manos en oración.
5 Tú me satisfaces más que un suculento banquete;
te alabaré con cánticos de alegría.
6 Recostado, me quedo despierto
pensando y meditando en ti durante la noche.
Estimado lector:
Este Salmo fue escrito cuando David buscaba refugio durante la rebelión de Absalón (2 Samuel 15-18). David estaba demasiado solo, cuando se escondía de sus enemigos en el árido desierto de Judea. Deseaba un amigo en quien confiar para aliviar su soledad, y clamó: “Dios mío[…] mi alma tiene sed de ti[…] en tierra seca y árida”.
Cuando alguien está solo o tiene sed de algo duradero en su vida, recuerde la oración de David. ¡Únicamente Dios, puede satisfacer los deseos más profundos!
La alabanza trae bendiciones y satisfacción. Por eso, este pasaje enseña que, en medio de la prueba, se debe alabar y bendecir a Dios.
Meditar en Dios en las noches de insomnio, es cambiar y enfocar los pensamientos en Dios. Hay muchas razones por las que no se puede dormir: enfermedad, tensión nerviosa, preocupación… Pero las noches de insomnio, pueden convertirse en momentos de paz para reflexionar y alabar a Dios.
Hay que usar esos momentos, para analizar cómo Dios ha venido guiando y ayudando.