ALABADO SEA EL SEÑOR

Apr 9, 2025

SALMOS 135: 1-12

Reina-Valera 1960

La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos

Aleluya.

135 Alabad el nombre de Jehová;

Alabadle, siervos de Jehová;

Los que estáis en la casa de Jehová,

En los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad a JAH, porque él es bueno;

Cantad salmos a su nombre, porque él es benigno.

Porque JAH ha escogido a Jacob para sí,

A Israel por posesión suya.

Porque yo sé que Jehová es grande,

Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.

Todo lo que Jehová quiere, lo hace,

En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.

Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;

Hace los relámpagos para la lluvia;

Saca de sus depósitos los vientos.

Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,

Desde el hombre hasta la bestia.

Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto,

Contra Faraón, y contra todos sus siervos.

10 Destruyó a muchas naciones,

Y mató a reyes poderosos;

11 A Sehón rey amorreo,

A Og rey de Basán,

Y a todos los reyes de Canaán.

12 Y dio la tierra de ellos en heredad,

En heredad a Israel su pueblo.

Estimado Lector:

Este pasaje refleja la actitud de adoración que debe mantenerse constantemente. El salmista inicia instando a todos a rendir honra y adoración al Dios Todopoderoso, desde los más fieles hasta el último de los que estuvieran en Su casa, haciendo referencia a Su santuario y tabernáculo.

También se reafirma que Israel llegó a ser posesión de Dios, pues Él lo tomó como Su hogar terrenal. Asimismo, se reconoce que solo Dios tiene poder absoluto, a diferencia de los ídolos creados por los hombres, que carecen de conciencia y autoridad.

El poder de Dios se manifiesta en todo lo creado, desde la formación y destrucción de lo visible e invisible hasta los fenómenos naturales como la lluvia, la nieve y el movimiento del sol. Además, el pasaje recuerda que las plagas enviadas sobre Egipto fueron obra de Su mano, así como las señales y prodigios mostrados ante el faraón para liberar a Su pueblo. Se destaca también la manera en que Dios derrotó a naciones y reyes poderosos, demostrando que nadie puede oponerse a Su voluntad.

Estos versículos enfatizan la importancia de ser verdaderos adoradores, aquellos que lo hacen en espíritu y en verdad, sin limitarse a un lugar o un momento específico. Por ello, esta enseñanza debe reflejarse en cada aspecto de la vida.