SALMOS 100:1-5
¡Aclamen con alegría al Señor, habitantes de toda la tierra!
2 Adoren al Señor con gozo.
Vengan ante él cantando con alegría.
3 ¡Reconozcan que el Señor es Dios!
Él nos hizo, y le pertenecemos;[a]
somos su pueblo, ovejas de su prado.
4 Entren por sus puertas con acción de gracias;
vayan a sus atrios con alabanza.
Denle gracias y alaben su nombre.
5 Pues el Señor es bueno.
Su amor inagotable permanece para siempre,
y su fidelidad continúa de generación en generación.
Estimado lector:
El Salmo 100 comienza con un imperativo dirigido a “toda la tierra”, sugiriendo la universalidad de la adoración. El verbo “cantad” implica una acción de alabanza colectiva y activa, invitando a todos, no solo a Israel, a unirse en adoración, como una expresión de la soberanía universal de Dios. Luego, continúa con un llamado a servir con alegría, reflejando una relación de amor y devoción hacia Dios, vista no solo como un deber, sino como un privilegio.
El salmo también resalta la dependencia humana de Dios, contrastando Su soberanía con la fragilidad del hombre. La imagen del pastor y las ovejas, común en la literatura bíblica, simboliza la relación de cuidado y guía de Dios hacia su pueblo.
Finalmente, concluye con una declaración sobre la naturaleza eterna y constante de Dios, asegurando la confianza en Su carácter a lo largo de las generaciones. Este salmo nos invita a practicar una adoración activa, alegre y constante, reconociendo que Dios es digno de alabanza no solo por lo que ha hecho, sino por quién es. Nos llama a reconocer nuestra dependencia de Él y a responder con gratitud y servicio.